domingo, 3 de enero de 2016

Aviso por no traicionar.

Podría decir que el 2015 ha sido mi año.
Y podría explicaros por qué,
pero creo que esto lo voy a dejar para más adelante.

Hoy sólo venía a deciros que a tan sólo tres días de comenzar un nuevo año,
vuelvo a dormir sola,
vuelvo a no soñar porque el silencio es demasiado grande a las tres de la madrugada.
Y... joder, vuelve el putísimo silencio y me hace trizas que suene tanto.
Me hace trizas y yo vuelvo a preguntarme quién será esta vez quien se ofrezca a pegar cada trocito de mi cuerpo.

A ti, que no te conozco, te pido por favor que no vengas nunca. Que no quiero más caricias, ni besos en la frente ni en la espalda; no quiero verte al otro lado de mi cama después de haber echo amor de una noche y no quiero pasar la noche en vela hablando de nada como si me importases. No quiero ir al cine o a cenar o a comer con tus padres un domingo al mes.
No quiero que me quieras, quiero que me quieras comer: a la primera señal que me indique que te estás enamorando, te voy a echar de mi vida.
El que avisa no es traidor, amor.
Y lo que yo quiero es una vida sin peligro de vacío, pero viviéndola siempre como si fuese a ser el puto último minuto.