martes, 10 de noviembre de 2015

No llegues tarde, mi amor.

Te dejaré la luna encendida para cuando estés perdido y quieras volver.
Para cuando pienses " me cago en la puta o me doy prisa o la voy a perder ",
con tan sólo una diferencia con las veces que me has perdido ya: que esta será para siempre.
Aunque sé que dentro de un corazón magullado, descuidado y maltratado (por ti mismo) puedes encontrar la manera de seguir. y yo... bueno, yo confío en ti.
y lo sé porque tiene que pasar.
Porque tiene que llegar ese puto instante en el que algo cambie tan adentro de ti, que haga que te partas la cara por aquello que quieres.

Y por eso lo de dejarte la luna encendida, porque sé que llegará el momento, y necesitarás un poquito de luz.
Sólo espero que no llegues tarde.
No me gustaría que llegases y te encontrases las puertas cerradas,
o entreabiertas
pero sin nosotros dentro.
Sin nuestro olor, del que apenas me acuerdo, pero sé que aun perdura.
Sin nuestras ganas de mandar a la mierda el mundo porque lo único que queremos seguir haciendo(nos) es el amor.
No quiero que llames y ya no haya nadie al otro lado del teléfono.

Sólo quería que te quedases,
que no te marchases igual que todos los que dijeron que se quedarían.

Cuando tú me conociste ya estaba rota y quiero decirte que la última vez que me recuerdo entera, estaba entre tus brazos.
Teníamos el corazón desnudo, y hacía tiempo que nos habíamos quitado la ropa, tus manos recorrían mi cuerpo con la suavidad con la se mira un atardecer en primavera,
nos mirábamos y nos reíamos de todo lo que pretendía existir ahí fuera porque lo que salía de la ventana de tu habitación era mucho más fuerte que todo lo demás.

Te mentiría si te dijese que no estás presente en todos mis presentes.
Te mentiría si te dijese que el cielo de Madrid brilla más desde que no somos.
Y te mentiría
si te dijese
que tú...
ya no eres mi salvavidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario